Para la primera edición del año, Juan Valdivia, lector que reside en Trujillo nuevamente comparte una linda historia para la columna “Lecciones de Vida” titulado “Los Tres Árboles” donde su corolario después de leer esta bella historia es cuando parece que las cosas no van de acuerdo con los planes que te has trazado, debes saber que nuestro creador siempre tiene un plan para ti. Gracias Sr. Valdivia por mantener esa chispita de la vida que todos deberíamos contar en nuestro paso por esta bella tierra.
Tres Arboles
En un bosque tres árboles hablaban acerca de sus sueños y esperanzas. El primero dijo: “Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas; Tendré los labrados más finos y todos verán mi belleza”.
El segundo árbol dijo: “Algún día seré una poderosa embarcación. Llevaré los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza y mi poderoso casco.”
Finalmente, el tercer árbol dijo: “Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles del bosque. La gente me verá en la cima, mirará mis poderosas ramas y pensarán en el Dios de los cielos”.
Años después un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles. Cuando uno vio al primer árbol dijo: “Este me parece un árbol fuerte, podría vender su madera a un carpintero”, y lo cortó”. El árbol estaba muy feliz porque un carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros.
El otro leñador dijo mientras observaba al segundo árbol: “Parece un árbol fuerte, lo venderé al carpintero del puerto”. El árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino de convertirse en una poderosa embarcación.
El último leñador se acercó al tercer árbol; éste estaba muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad. El leñador dijo entonces: “No necesito nada especial de cualquiera que yo corte, así que tomaré éste”.
El primer árbol fue convertido en un cajón de comida para animales, y fue puesto en un pesebre y llenado con paja. Se sintió muy mal pues eso no era por lo que orado.
El segundo árbol fue convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños había llegado a su final. El tercer árbol fue cortado en largas y pesada tablas y dejado en la oscuridad de una bodega.
Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas por las que tanto habían orado. Entonces un día, un hombre y una mujer llegaron al pesebre. Ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia.
Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua, una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres, entonces despertaron al que dormía,
éste se levantó y dijo “¡Calma!, ¡quédate quieto!, y la tormenta y las olas se detuvieron.
En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que llevaba al hijo del todopoderoso.
Finalmente, un tiempo después, alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en él.
Cuando parece que las cosas no van de acuerdo con los planes, debes saber que siempre Dios tiene un plan para ti.