Con un estilo propio y particular, el profesor Guillermo Ruiz Guevara nos hace entrega de artículo donde desmenuza los conceptos que hoy invaden la tecnología y donde asegura que la transformación digital es un proceso aún incipiente.
Ruiz Guevara asegura que las varias veces invocada transformación digital es un proceso, largo y necesario, que exige comenzar por la calidad de la cultura tecnológica, empresarial y política; así como por el desarrollo y dominio de sistemas de información en los que todos estén articulados y comprometidos. Interesante leer el desplegado y mejor aún opinar.
La Transformación Digital
Procesos necesarios para el país, pero aún en su fase incipiente dice el articulista.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 23 de mayo 2018) El siglo XXI incluye en el diálogo cotidiano diversas frases y neologismos, donde pareciera que algunos quieren destacar por su jerga con términos reservados para iniciados. Y algunos que fungen de tecnócratas con otros que oyeron al gallo cantar, pronuncian los nuevos términos para sentirse incluidos. Una de esas palabrejas es tecnología, otra es informática; y entre las frases están tecnologías de la información, gobierno electrónico y la vedete es transformación digital.
Muchos aun no distinguen la diferencia entre computación, informática, electrónica y sistemas; otros no comprenden el significado de tecnología, sin saber que es una palabra que encierra diversos conceptos y alcances, uno de los cuales es la innovación continua, por lo que no existe tecnología en cuyo significado se excluya la precisión de lo nuevo; razón por la que decir nueva tecnología es decir agua mojada.
En la frase tecnologías de la información encontramos un amplio escenario que incluye términos como arquitectura, plataforma, procesos, datos, significados, banco de datos, semiótica y … muchos otros que comprenden el aporte de diversas disciplinas.
El gobierno electrónico es otra frase que muchos consideran un conocimiento inalcanzable o reservado para ingenieros. En realidad se trata de una forma de interactuar con el gobierno, de todos los niveles, sobre la base de recursos electrónicos que favorecen la construcción de plataformas de comunicaciones, elaboraciones computacionales, aplicaciones sencillas y de fácil operación por los usuarios-ciudadanos y procesos de administración estatal con formatos afines entre las diversas entidades del Estado. A esto último se le dice interoperabilidad.
El gobierno electrónico, además, es un concepto no reservado para la gestión del Gobierno o del Estado, es un concepto aplicable por la empresa privada para la gestión de su interacción con otras empresas, proveedores y consumidores. Solo que en la empresa privada prefieren llamarle sistemas de negocios o de relación con el cliente. La diferencia está en el tipo de atención, pero en esencia son los mismos recursos informáticos.
En tiempos recientes, apareció la frase transformación digital. Alguien la acuñó, quizás recordando el apagón analógico que afectará a la televisión en todo el planeta, en Perú en el año 2019. Es decir, a la modificación de la señal de transmisión en el espectro radio eléctrico por una nueva forma de producir, empaquetar y transportar la señal de datos (texto, audio o imagen; aunque siempre son datos).
Veamos el cambio anunciado con el empleo de lo digital en una institución; si en la ventanilla de trámites antes le pedían exhibir el DNI y dejar una fotocopia del mismo, hoy bastará dictar el número del DNI a quien atiende para que lo digite en el teclado de su computadora, entonces aparecerá en el monitor la foto del usuario, imagen recepcionada desde la RENIEC o desde una base de datos local si es un cliente ya registrado. Y más aún, se predice, será la computadora sola que atienda, sin empleado. Esto es solo un simple ejemplo. Lo que siguen son trámites más complejos, sean ventas, compras, registros, licencias, … todo lo que cualquiera desee tramitar en cualquier institución. Y, más aún, podrá hacerlo desde su móvil, desde donde esté.
Tal transformación es un proceso, que exige como base la cultura tecnológica de la población, de los usuarios, ¿Estamos listos? Parece que no. Se explica.
El empleo de una computadora no es solo usar el procesador de textos o navegar o jugar; y un alto porcentaje solo la utiliza para eso. Luego, no hay aprovechamiento mayor ni usufructo real. Algo similar sucede con el móvil, del que aplicamos unas pocas funciones.
La cultura tecnológica que más preocupa es la de los empresarios y políticos. Ambos muestran incipiente interés, frasean discursos cuyo contenido no comprenden, no lo internalizan en sus empresas ni en sus funciones gubernamentales. Un empresario o un gobernante que no tenga los datos de sus principales indicadores de gestión en su móvil es porque no sabe pedirlos ni exigirlos ni tiene ejecutivos que se los provean. Cuando lo caro es no tenerlos.
En Perú, el CEPLAN realizó un importante logro, al proporcionar los principales once indicadores del país en un aplicativo disponible para móvil. Con seguridad, el 90% de los funcionarios estatales no los usa ni conoce su rol para fortalecer las fuentes que proveen datos a ese sistema.
En las municipalidades, el desarrollo de sistemas es un descontrol. Por ejemplo, todas hacen planillas por su cuenta y otras aplicaciones más, dinero y tiempo mal gastados, haciendo lo mismo un montón de veces. Cuando bastaba que una lo haga y luego las otras lo adapten a sus particularidades; porque el código de base o estructura general es el mismo. Pocas municipalidades se liberan de una severa crítica sobre gastos innecesarios o duplicados. Miraflores hizo un portal y ofrece servicios en línea bien hechos, desde el año 2004. Los Olivos hizo un sistema integrado de gestión municipal asociado a servicios de seguridad, educación y salud, que le valió el reconocimiento del Consejo Nacional de Competitividad, en el año 2013. Algunas más tienen avances significativos, pero la mayoría bien podrían ser intervenidas por la Contraloría por incumplir las normas sobre seguridad en los sistemas informáticos.
Ah, pero no hay un organismo con la autoridad e inteligencia para organizar esto y orientar a las entidades estatales. La última Ley incumplida es la de las Historias Clínicas Electrónicas, norma que daba dos años para que los establecimientos de salud dispongan de un sistema para el registro y procesamiento de los datos de los pacientes. Van tres años en exceso y nadie cumple.
Sobre tales historias, hasta se conoce de una exministra denunciada por comprar un sistema que se ofrece de modo gratuito, que además es muy básico. Es una exfuncionaria a la que aun no la sancionan. Y cabe anotar que en el país se han desarrollado sistemas de historias clínicas electrónicas de excelente funcionamiento; pero ahora prefieren comprarle a empresas de un país del sur y se trata de un sistema de muy inferior calidad…???
La invocada transformación digital es un proceso, largo y necesario, que exige comenzar por la calidad de la cultura tecnológica, empresarial y política; así como por el desarrollo y dominio de sistemas de información en los que todos estén articulados y comprometidos. Sobre estos sistemas, lo primero son los procesos de producción de los datos, confiables, integrales y disponibles de modo dinámico, así como los formatos y sus afinidades inter y transinstitucionales.
Para habilitar la transformación digital, debe comprenderse que se trata de transportar de un estado o nivel a otro, y que tal transformación, en este caso, es básicamente de personas, no de computadoras o de conectividad, estos son los recursos, que de nada servirán si los productores y usuarios de datos y servicios no saben operar los equipos. Y en el supuesto contrario, si tuviéramos usuarios exigentes y no existieran los procedimientos ni los contenidos disponibles, entonces sería un problema de presupuestos y velocidad para que se desarrollen; pero lo segundo es menos problema que lo primero, pues la inversión estaría dirigida a una ciudadanía con capacidades para generar valor aprovechando los servicios de información existentes.
La transformación digital debiera operarse con un emblema que asuman todos, tanto desde el Estado como de las empresas privadas, de todos los tamaños, y del mundo académico, tal emblema puede ser: Orden en los datos individuales, de personas naturales y jurídicas. Orden el cual tiene por primera responsabilidad la RENIEC, también los notarios, la SUNARP, INDECOPI; orden que exige niveles de seguridad sobre la privacidad, intimidad y pertinencia de los datos, lo que ya está previsto en el Art. 2do de la Constitución y amparado en el Art. 200, numeral 3, con la habilitación del Habeas Data.
¿Qué falta? Un gobernante que obligue con prioridad, que no privilegie el desorden; un sector empresarial mejor dotado; una comunidad académica exigente; y un jefe de proyecto inteligente.
Por: Prof. Guillermo Ruiz Guevara
Experto en Tecnologías Aplicadas a Sistemas Educativos y en Políticas de Desarrollo.
gjruizg@gmail.com