En los discursos del Ex Premier Cateriano y el actual premier Martos, se mencionaron importantes proyectos de Transformación Digital en el Estado Peruano. Las brechas en este sentido son evidentes y millones de peruanos las han vivido en carne propia con mayor intensidad en esta crisis sanitaria. Estas iniciativas no son nuevas y sin embargo la tan mencionada transformación camina a paso de tortuga. América Sistemas convocó a un experto en formulación y gestión de proyectos de inversión pública TICs para que nos conduzca al interior de esta modalidad, con una mirada doble, desde el sector privado y desde el sector público y viceversa.
Gestionar un proyecto de TICs desde el concurso publico
Una analítica mirada al interior de los proyectos del estado y la apuesta que se debe tener destaca el experto Alvarez Panta
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 02 de setiembre 2020) Como todos sabemos, la pandemia del COVID-19 ha marcado nuestras vidas tanto en lo personal, profesional y laboral; nos ha dejado noticias malas en cuanto a la cantidad de compatriotas contagiados y de aquellos que perdieron la vida; visibilizo nuestra débil y frágil economía con más de 1.7 millones de peruanos desempleados solo en Lima Metropolitana (INEI -55.9% de empleo adecuado 15/08/2020) y un PBI de -30.2% que puede seguir cayendo y atentando contra nuestro lento desarrollo como país. Pero todo no han sido malas noticias, la pandemia también nos ha permitido reinsertarnos en nuestras raíces familiares, valorar el núcleo familiar, cimentar el teletrabajo que llego para quedarse (95% así lo señalan[1]) y nos ha permitido acelerar la tan ansiada y esperada transformación digital esa que se veía como un futuro algo lejano.
A nivel de despegue económico, el gobierno peruano apuesta por el crecimiento de la inversión pública a través de sus proyectos de inversión (S/ 6,436 millones en proyectos de inversión pública para el segundo semestre del 2020), siendo uno de los actores preponderantes del mercado informático local el representado por las entidades gubernamentales, las que en medio de su creciente transformación digital necesitan del apoyo de las empresas privadas para implementar muchos de sus proyectos con componentes informáticos.
Esto es un ejercicio que permite dinamizar de la economía de nuestro país, porque la simbiosis que se genera en ambos sectores (público / privado) es buena y necesaria generando puestos de trabajo y una mejor cadena productiva. Pero así como comienza a existir oportunidades de negocio también leemos noticias de que muchas de estas iniciativas tienden a no ver la luz de forma correcta o quedan desiertas (16.1%) o nulas (29.1%) por malas definiciones o interpretaciones de parte de la entidad o porque el funcionario que redacta el pedido no posee el conocimiento adecuado o porque el postor no cumplió con alguno de los requisitos señalados o simplemente porque no se dimensiono correctamente el alcance del proyecto.
Ejemplos de éxitos y fracasos a lo largo de los años – pre y post pandemia – podemos encontrar muchos en el SEACE, siendo que estas iniciativas tienen un común denominador “La gestión de proyectos”, la cual inicia en las entidades del estado al formular las EETT o TDRs y para la empresa privada (postores) desde la pre-indagación del estudio de mercado. Dentro de este esfuerzo legal y procedimental basadas en la Ley de Contrataciones del Estado (Ley No. 30225) y su respectivo reglamento (DS No. 344-2018-EF), siempre está el concepto de “proyecto”; pero ¿qué es un proyecto?, es una pregunta tan simple de responder y difícil a la vez para algunas entidades y empresas porque existen diversas definiciones por igual número de expertos (todas ellas validas), pero al tratarse de una necesidad del estado lo mejor es tomar una definición uniforme y global como la brindada por el PMI que define “Un proyecto es un esfuerzo temporal que se lleva a cabo para crear un producto, servicio o resultado único.” (PMBOK 2017).
Este esfuerzo temporal en el ámbito privado muchas veces es continuo, no siendo lo mismo para el caso de los proyectos a nivel estado, donde esta gestión de proyectos se realiza en dos etapas muy marcadas:
– Procesos de Adquisición (en sus diferentes modalidades)
– Implementación de la buena pro adjudicada.
Algunas personas podrán discrepar y se preguntarán ¿porque el proceso de adquisición es un proyecto? si la misma se encuentra dentro del PMBOK como la gestión de adquisiciones y la respuesta está en la misma definición de un Proyecto, dado que el proceso de adquisición representa para la entidad un esfuerzo temporal para obtener un producto o servicio con resultado único; por lo tanto, las empresas privadas (proveedores) deben de evaluarlo bajo dicho alcance para posteriormente no encontrarse con “sorpresas” o “interpretaciones” del alcance de la solución a concursar.
En los últimos años y meses todos hablamos de transformación digital que debemos adaptarnos, ser resiliente, mindset agil, etc; pero en oportunidades de negocio con el estado muchas empresas siguen apostando por el proceso tradicional esperando ver las bases publicadas en el SEACE para concursar y se olvidan de ser empáticos con nuestros actuales o futuros clientes. Esta empatía hace la diferencia de que el proceso de adquisición, ese que luego de meses de coordinaciones e inversión de horas/hombre vemos que queda desierto o se anula culpando a la “burocracia estatal” (esa de la que todos nos quejamos porque existe, es tediosa, con una normativa de control desfasada en el tiempo y que en su conjunto debe ser modificada por el bien del desarrollo de nuestro país), la que si bien en parte es responsable de dichos resultados, nuestra responsabilidad, en tanto cambie y se modernice la LCE[6], radica en ser proactivos y buscar soluciones que nos permitan capitalizar los recursos invertidos de forma eficiente.
Para ello, considero que una solución a este problema es que las empresas postoras trabajen esta etapa una “adecuada gestión de proyecto”, incorporando recursos capacitados con skill adecuados o a través de un partner con la experiencia en estos tipos de procesos.
Debemos de tener en cuenta que las EETT o TDRs de las entidades del estado son como el iceberg en el mar porque en muchos casos tienden a describir un alcance muy a alto nivel (la punta visible del iceberg) con expectativas del usuario final muy altas pero ocultas en esta primera etapa (la parte sumergida del iceberg en el mar). De allí que recomiendo a las empresas postoras proveer de forma temprana los mecanismos y recursos para extraer, captar y solicitar – dentro de los parámetros de LCE – la inclusión de estas definiciones y alcances que permitan un mejor entendimiento de las expectativas de los futuros stakeholders y usuarios finales.
Apostar por este cambio de transformación que si bien es una inversión temprana permitirá – una vez adjudicada la buena pro – minimizar los riesgos y problemas, tener un buen Plan de Gestión que permita iniciar, planificar, ejecutar, controlar y cerrar un servicio de calidad dentro de las expectativas de ambas empresas sobre todo controlando la triple restricción de una buena gestión de proyectos: alcance, tiempo y costo.
¹https://elperuano.pe/noticia-el-95-trabajadores-considera-teletrabajo-debe-mantenerse-94892.aspx
Who is Who
Martín Alvarez Panta es ejecutivo Senior en Sistemas de Información con amplia experiencia en Dirección de Sistemas, Gestión de Proyectos, Gestión del Cambio, Mejoras de Procesos y Transformación Digital para empresas públicas y privadas multisectoriales, la cual le ha permitido tener un conocimiento y experiencia vivencial de ambas realidades.
Cuenta con Máster en Dirección de Sistemas y TICs de la Universidad Rey Juan Carlos con el Centro Europeo de Posgrado CEUPE así como un MBA con especialización en Transformación Digital por EUDE Business School y el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset de España. Además de diversos cursos y especializaciones en Gestión de RRHH, Gestión de Proyectos, Desing Thinking y Scrum.