En 1983, frente al avance del cáncer, se planificó la construcción de una nueva sede por la Fundación Peruana del Cáncer. La fundación gestionó la donación de un terreno en la avenida Angamos, Surquillo, pero los costos del proyecto superaron las estimaciones. Ante esto, se decidió buscar financiamiento por parte del gobierno central, liderado por Fernando Belaunde Terry, quien se reunió con el Dr. Eduardo Cáceres. Según testigos, el presidente preguntó cuánto costaría el hospital para los pobres, a lo que Cáceres Grazziani respondió: “Bastante menos que un avión Mirage, señor presidente”. Belaunde aprobó la iniciativa.