El Congreso aprobó la Ley de Zonas Económicas Especiales Privadas (ZEEP), con incentivos tributarios de hasta 25 años. Sin embargo, la norma deja fuera al desarrollo de software y la investigación tecnológica, sectores clave en la competitividad global. Mientras países vecinos como Colombia, Chile y Uruguay impulsan la economía digital con beneficios fiscales, Perú insiste en priorizar la manufactura, relegando a su comunidad TI. La exclusión preocupa al sector, que reclama visión y unidad gremial. Una oportunidad histórica se convierte en símbolo de atraso: celebramos el futuro con leyes que aún miran al pasado. De no creerlo.
Zonas Económicas Especiales: una oportunidad desperdiciada para la industria del software peruano
Todo indicaría que en el sector tecnológico no existe el estado, quedando en evidencia que la ley avanza, pero la innovación retrocede, esperemos que el ejecutivo tome cartas en el asunto observando la norma.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 23 de setiembre 2025) El Congreso aprobó la nueva Ley de Zonas Económicas Especiales Privadas (ZEEP), celebrada como una herramienta clave para atraer inversión, manufactura de alto valor agregado y empleo calificado. Sin embargo, detrás del entusiasmo oficial, emerge una crítica profunda: la exclusión del sector software y tecnológico nacional de los beneficios tributarios y aduaneros.
En un contexto global donde la economía digital marca la competitividad de las naciones, Perú insiste en mirar hacia la manufactura tradicional, dejando de lado a una industria que en países vecinos es motor de crecimiento.
El contraste regional
- Colombia apostó por sus Zonas Francas con beneficios directos para empresas de software y servicios TI, hoy exportando soluciones tecnológicas a más de 30 países.
- Chile, a través de CORFO y programas de incentivo fiscal, convirtió a Santiago en un hub regional de innovación digital, atrayendo startups globales y capital de riesgo.
- Uruguay, con su estrategia de “Uruguay Smart Services”, ha consolidado al software como su segundo rubro exportador, gracias a un esquema legal que promueve la investigación, el desarrollo y la exportación de servicios digitales.
Mientras tanto, Perú invisibiliza a su comunidad tecnológica, tratándola como un apéndice disperso entre ciencia, telecomunicaciones y educación, sin una política integral ni agencia que articule el ecosistema digital.
El costo de la miopía
Los incentivos tributarios —0% de impuesto a la renta los primeros 5 años, escalonado hasta 25 años— podrían haber sido la palanca perfecta para que el software peruano gane presencia en cadenas globales de valor. La exclusión del sector implica renunciar a, sin mencionar que podríamos omitir otras consideraciones:
- Exportaciones de alto margen.
- Retención de talento altamente calificado.
- Innovación que dinamiza múltiples sectores productivos.
La exigencia pendiente
La comunidad TI ha reaccionado con indignación. No solo se dejó fuera al software, también a la investigación y desarrollo tecnológico. Se confirma, una vez más, la falta de visión política en el país. “Poca visión”, dicen algunos. Otros son más tajantes: “nula”.
El reto es claro: los gremios tecnológicos deben alzar la voz de forma unificada, exigiendo que el Estado entienda que sin economía digital no hay competitividad global.
La nueva Ley de Zonas Económicas Especiales puede impulsar al Perú como hub manufacturero, pero quedará incompleta —y coja— mientras ignore a la industria del software nacional. El mundo avanza hacia la digitalización y nosotros seguimos celebrando leyes que miran al siglo pasado.