En esta oportunidad, nuevamente nuestro colaborador, Lic. Carlos Thais Mayo nos brinda un direccionamiento empresarial donde la economía colaborativa es la que marcará la pauta en las organizaciones. Para bien o para mal. Pone como ejemplo a la comunidad de hackers Annonymus “que nadie sabe dónde está ni quienes la integran”, pero que está ahí siempre vigente y amenazante; y en el lado contrario Linkedin, la universalmente conocida red social de profesionales.
Enfatiza que la economía colaborativa está generando un espacio para alimentar de información a las grandes corporaciones. Ahora se puede entender nuestros hábitos, costumbres, hay más información y monitorean lo que hacemos. La idea es cómo los negocios puedan aprovechar esta información. El concepto de neuromarketing está cada vez más fuerte… Sigamos leyendo esta entrega, por demás ilustrativa.
La economía colaborativa como herramienta organizacional
Sin duda en estos tiempos cambiantes es importante que una empresa sepa escuchar, hacer seguimiento e interpretar a sus mismos consumidores. Será información clave, que marcará la pauta y el rumbo de hacia dónde debe dirigirse o cómo vender un producto o idea. Así lo explica el innovador y especialista Carlos Thais Mayo, y advierte que si no lo hacen sucumbirán o desaparecerán del mercado.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 04 de octubre 2017) El ejecutivo señala que la economía colaborativa se está imponiendo en estos últimos años, a partir de los foros y las redes sociales como Facebook que genera una mayor interacción entre las personas, ya que no importa el lugar donde uno se encuentre, siempre podrá comunicarse. “Ello va permitir que en la medida que un consumidor tenga una idea en común con otro podrá querer comunicarse. Es ahí donde intervienen la tecnología cuyo trabajo está en cómo hacer que interactúen más individuos, de tal modo que este interés en común genere una comunidad y si de interactuar se trata podemos hacerlo hasta con emoticones”.
Agrega que en estos tiempos ya no se habla de países y sociedades, sino de comunidades. Tal es el caso de los grupos de tecnología, como los grupos de medio ambiente en Facebook. Otro ejemplo es Anonymous. “Ellos tienen un interés en común y luchan por algo, así no se conozca quiénes son ni quienes la integran”, pero que está ahí siempre vigente y amenazante; y en el lado contrario Linkedin, la universalmente conocida red social de profesionales”
Gracias a las redes sociales y a las comunidades resulta más fácil generar esa confianza tan fundamental para participar en el consumo colaborativo. La oferta y la demanda se encuentran de manera sencilla en una misma plataforma. Pudiendo consultar casi al instante toda la información relativa al servicio que se presta.
Extendiéndose progresivamente
¿Y de qué se alimenta la comunidad? de ciertas herramientas colaborativas. El especialista afirma que este fenómeno se está convirtiendo en una economía colaborativa. LinkedIn es claro ejemplo de ello ¿Y qué buscan estos individuos? hacerse visibles y ponerse en vitrina.
También podemos mencionar a ResearchGate, que es un grupo de investigadores que para ser parte de ello, el individuo tiene que pertenecer a una universidad o centro de investigación. Aquí todos colaboran cuando se requiere validar una prueba o alguna duda científica. Así se van creando nuevos sistemas y comunidades colaborativas.
Renovación constante
Thais señala que el mundo avanza tan rápido que en este siglo XXI no se sabe si una empresa sobrevivirá de aquí a un tiempo, ya que en esta nueva era todo está cambiando muy rápido. “Ahora existen nuevas profesiones que antes no existían. Los freelance, que antes eran los consultores, cada vez se dirigen a diferentes especialidades. No podemos dejar de mencionar el caso de Aluminios Luxon S.A. que fue una de la más competitiva en el 2001 y premiada en foros públicos como la de mayor calidad, pero en el 2004 ya no existía. Para que una organización pueda “surfear” estas mareas, tiene que entender los nuevos paradigmas”.
Afirma que las personas y las empresas todavía actúan de manera reactiva e instintiva, es decir, primero ejecutan y después piensan. Para cambiar este comportamiento, se necesita primero comprender, planificar una situación, y así tomar la mejor decisión. “Las personas exitosas dentro de la economía colaborativa son aquellas que pueden manejar toda la información dentro de su comunidad. Por ello, las nuevas tecnologías se meten en la vida de las personas para extraer información (con quienes te comunicas, a qué hora, preferencias, etc). Las grandes empresas son las que puedan manejan bien esta data ya que cuenta con un equipo dedicado a pensar y de esa forma desarrollar las mejores estrategias”.
Datos andantes y útiles
Enfatiza que la economía colaborativa está generando un espacio para alimentar de información a las grandes corporaciones. Por ello es que entienden nuestros hábitos, costumbres y se llenan de datos, es decir, monitorean lo que hacemos. La idea es cómo los negocios puedan aprovechar esta información. El concepto de neuromarketing está cada vez más fuerte, y lo que se busca es analizar, investigar y descubrir los deseos de los consumidores. Para ello, las organizaciones buscan profesionales que manejen esta data (acopiar, analizar y plantear recomendaciones).
Asimismo, la economía colaborativa reduce costos. Refiere que un ejemplo de ellos es Wikipedia que lo componen no más de 20 personas, pero sus millones de colaboradores son quienes ingresan información y la actualizan a diario, sin ningún costo. Esa es la nueva vocación. Otras empresas como Moritza, Linux, Apache, entre otras ofrecen servicios gratuitos y responden de manera eficiente a la economía colaborativa.
Esta economía colaborativa no solo ocurre en el ámbito de tecnología y académico, sino también en los servicios. Por lo tanto, las empresas tienen que ver qué papel van a jugar en la próxima década. “Esto hizo Uber que no tiene ningún auto y gana mucho dinero por aprovechar la economía colaborativa. Esta comunidad que usa como soporte la tecnología. Frente a esta nueva tendencia, las empresas peruanas deben saber aprovechar esta herramienta: la colaboración”.