La reestructuración del sistema educativo debe buscar trascender lo social, comunitario y sobre todo ser productivo dice el especialista Hugo Díaz Díaz al proyecto de ley enviado por el ejecutivo y que actualmente se encuentra en revisión en la Comisión de Educación del Congreso de la República. Una serie de recomendaciones al proyecto de “Ley de Organización y Funciones del Ministerio de Educación” brinda el consultor y ex presidente del Consejo Nacional de Educación. Sería bueno los integrantes de la comisión lo tengan en cuenta.
Proyecto de “Ley de Organización y Funciones del Ministerio de Educación” (LOF) en debate
Debido al impacto de la pandemia, muchas naciones se han visto en la necesidad de hacer reajustes a sus sistemas educativos, así el Poder Ejecutivo envió hace algunas semanas al Congreso de la República un proyecto de Ley de Organización y Funciones (LOF), que se encuentra en revisión. Se desconoce si el proyecto será aprobado o no en esa instancia, ya que retornó para una nueva revisión a la Comisión de Educación, Juventud y Deporte.
(americasistemas.com.pe. Lima, Perú – 28 de abril 2021) Según el especialista Hugo Díaz Díaz, es aconsejable que la decisión que se adopte tome en consideración algunas situaciones y recomendaciones. De aprobarse la LOF sería importante conocer si el actual gobierno piensa aprobar el reglamento y si la implementación de la nueva estructura empezaría antes del cambio de gobierno. Asimismo, se debería evaluar si frente a la actual circunstancia es el momento aconsejable para realizar los movimientos de oficinas y de personal para su adecuación a la nueva Ley.
En la actualidad la referida reestructuración de la educación peruana cobra importancia porque las bases que sustentan la organización del gobierno central en educación ya no responden con suficiencia a una sociedad, economía y exigencias al sistema educativo que han evolucionado en el tiempo, además que la cobertura y nuevas áreas de responsabilidad de la administración sectorial crecieron o se transformaron dinámicamente.
Necesidad de la reestructuración
Ahora, para gerenciar la educación, son claves buenos sistemas de información, monitoreo y evaluación de los aprendizajes, del trabajo docente y de las instituciones educativas; prestar atención preferencial a los objetivos de inclusión y atención de la diversidad; a la presencia de las nuevas tecnologías; intensificar las relaciones con la sociedad y el mundo de la producción y las transformaciones que sufre el mercado ocupacional. Más aún, definir con claridad, qué gobierno central de la educación se necesita para dirigir una compleja diversidad y modelos de red de instituciones educativas.
En el Perú, en un momento se ensayó adoptar una organización basada en macro funciones, pero para llevarla adelante se enfrentaron dificultades que obligaron a retornar a la organización por niveles de enseñanza. No obstante, hay que reconocer que una estructura que considera un solo viceministerio pedagógico termina siendo muy difícil de gerenciar. Asimismo, existe la necesidad de que la educación vaya más allá de lo formal y los clásicos tres niveles de enseñanza, que salga de su ámbito solo educativo para trasciende en lo social, lo comunitario, la productividad y la competitividad en apoyo de los sectores de la producción y los servicios.
Se trata de educar a lo largo de la vida, lo que implica ampliar sustantivamente la oferta de servicios educativos para toda la población. De esta manera, la población joven y adulta, en especial la que tiene menos nivel de educación, podría encontrar en cualquier momento de su vida diversas oportunidades de actualización de conocimientos y competencias que les hagan posible acompañar los cambios socioeconómicos y que el país logre un desarrollo sostenible y de mayor bienestar.
Cambios necesarios
Según Hugo Díaz el proyecto de LOF plantea reemplazar los actuales viceministerios creando uno para la educación básica y otro para la educación superior y técnico productivo. Se desconoce si los viceministerios propuestos parten de una mirada más amplia de lo que se proyecta como sistema educativo. Las tendencias señalan que sus servicios irán más allá del ámbito de la institución educativa, darán más importancia a los sistemas de educación híbrida y a distancia, aprovecharán intensamente las ventajas que ofrecen las tecnologías digitales y se proyectarán a una demanda por educación multiplicada por tres de la actualmente ofrecida si se quiere responder al inaplazable principio de educación a lo largo de la vida.
Es la razón por la que, con relación a los viceministerios propuestos, INIDEN se pregunta si no deberían responder al criterio del ciclo de vida, como lo asume el Proyecto Educativo Nacional y no continuar basándose en la división por niveles educativos. Uno de ellos que atienda la educación básica de niños y adolescentes y el otro la educación de jóvenes y adultos a lo largo de la vida. La formación inicial y continua del docente estaría en el primero de esos viceministerios y lo que ahora es la educación básica alternativa formaría parte del segundo.
LOF necesaria pero no suficiente
Una interrogante que requiere una respuesta en el actual proyecto de LOF es si será el Ministerio de Educación u otra organización del Estado quien asuma la responsabilidad de gerenciar y promover las ofertas de educación a lo largo de la vida. Una reforma integral, no solo de estructura y con amplio horizonte temporal. Siendo importante una norma que redefina la estructura del gobierno central de la educación, no es suficiente.
Diaz insiste en la necesidad de contar con una visión integral, en un horizonte de mediano y largo plazo, del papel que debe cumplir la gestión para un sistema educativo que seguirá un proceso de adaptación a las exigencias del cambio científico y tecnológico, y que debe lograr que las instituciones y espacios educativos sean mejor administrados, organizados en red y con un aumento gradual en sus niveles de capacidad de toma de decisiones.
Por su contenido, la LOF tiene las características de una ley marco al describir solo la organización de la Alta Dirección del Ministerio de Educación y sus organismos autónomos descentralizados. No obstante esos alcances, sería deseable que su exposición de motivos brinde suficientes explicaciones con relación a cómo la estructura planteada en la LOF debe convertirse en el punto de partida para responder a varias preocupaciones que los diagnósticos sobre la organización del sector han insistido.
Se necesita una organización intermedia y local
Es el caso de evitar la burocratización y cantidad de personal contratado en la sede central, la ausencia de una carrera administrativa, la descoordinación de procesos que deberían trabajarse coordinadamente, la ausencia de una política permanente de formación de cuadros gerenciales y técnicos en los mejores centros de excelencia académica mundial. No basta una mejor administración central, se necesita además una organización intermedia y local con más autonomía para que pueda traducir y adaptar a los contextos específicos, los logros esperados de las políticas que se diseñen en la instancia nacional y para ello impulsar la mejora de las rutinas y las capacidades de innovación en las instituciones educativas. Enormes responsabilidades.
Antes de ello, es necesario reestructurar el Ministerio de Educación imprimiendo una lógica de modernización y perfeccionamiento del talento humano para que pueda contar con las condiciones para conducir con eficiencia la reforma. Así dicha reestructuración permitirá que este ente ofrezca una atención a la calidad y la equidad, sin atomizar recursos ni esfuerzos, y convirtiéndose así en una entidad moderna y centrada en resultados.
Finalmente se recomienda fortalecer la capacidad de gestión administrativa, presupuestal y los sistemas de información del Ministerio de Educación y el sector en su conjunto. Fortalecer la educación a distancia en multiplataformas, en base a un proceso continuo de investigación e innovación; junto a ello captar más perfiles profesionales y calificados que conduzcan equipos de alto rendimiento para los procesos de gestión de mayor responsabilidad.